Descubre el plan revolucionario de OpenAI y Jony Ive para un nuevo iPhone.

El proyecto en el que Altman e Ive estaban trabajando tenía como objetivo principal crear una interacción más natural con la inteligencia artificial, como un «iPhone de la inteligencia artificial». Esta meta ambiciosa reunió a Jony Ive, reconocido por su diseño de productos insignia de Apple, al CEO de OpenAI, Sam Altman, y a Masayoshi Son, CEO de Softbank, el gigante japonés de las inversiones que había invertido más de mil millones de dólares en el proyecto.
Según el Financial Times, Altman tenía la intención de aprovechar LoveFrom, la empresa de diseño de Ive, para desarrollar el primer dispositivo de consumo de OpenAI. Esta idea audaz tomó forma durante sesiones de lluvia de ideas en el estudio de Ive en San Francisco, donde se debatió animadamente cómo debería ser un dispositivo de esa magnitud.
Según fuentes confiables, Ive y Altman tenían una idea clara en mente: crear un dispositivo que ofrezca una experiencia de usuario más natural e intuitiva al interactuar con la inteligencia artificial. Esta visión se inspiró en la revolución que causó el primer iPhone en la industria de las telecomunicaciones y en cómo cambió la forma en que las personas interactuaban con Internet gracias a su tecnología táctil.
El papel de Masayoshi Son era principalmente financiero: recaudar más de mil millones de dólares, con la condición de que ARM, de la cual Softbank aún poseía el 90% de las acciones, desempeñara un papel central en el desarrollo del dispositivo. En esta etapa inicial del proyecto, muchas ideas debían afinarse. Aunque aún no había un acuerdo formal por escrito, las negociaciones habían avanzado considerablemente.
Según algunas fuentes, el proyecto de OpenAI podría haber permitido a Ive crear un dispositivo que redujera la dependencia de las pantallas. En el pasado, el diseñador expresó su preocupación por el uso compulsivo de los teléfonos inteligentes y destacó que las empresas deberían considerar las posibles consecuencias no deseadas de los productos que lanzan al mercado.
Altman, entre otras cosas, era inversor de Humane, una startup fundada por antiguos empleados de Apple que había desarrollado un dispositivo portátil de inteligencia artificial sin pantalla, diseñado para reemplazar los teléfonos inteligentes. Este proyecto prometía llevar la interacción con la tecnología a un nuevo nivel, liberando a los usuarios de las pantallas y fomentando una comunicación más natural y consciente con la inteligencia artificial. En un mundo cada vez más conectado, esta iniciativa tenía el potencial de cambiar radicalmente la forma en que las personas interactúan con la tecnología y abrir nuevas vías para la innovación. Quedaba por ver si esta audaz visión tomaría forma y revolucionaría la manera en que las personas interactúan con la inteligencia artificial.